La tecnología digital, la inteligencia artificial y el despegue del «big data» están revolucionando la construcción de forma acelerada en los últimos años. El sector asiste a un salto histórico en múltiples frentes –técnicas constructivas, materiales y procesos– y las grandes empresas españolas han pisado el acelerador para competir en la vanguardia internacional. Son conscientes de que no se pueden quedar atrás en una carrera en la que sus compañías se juegan mucho en un mercado global y altamente competitivo.
Eso sí, es una carrera complicada, que requiere de un esfuerzo permanente y financieramente muy intenso. Los grandes grupos constructores españoles manejan presupuestos de decenas de millones de euros cada año en I+D. Lo hacen en un doble frente. De una parte, incorporar a su actividad las innovaciones tecnológicas auspiciadas por la revolución digital; y, de otra, desarrollar sus propias innovaciones.
La utilización de las técnicas de impresión 3D para la fabricación de piezas de infraestructuras, la robotización de operaciones de construcción que tradicionalmente han dependido de la mano del hombre, la aplicación del «big data» para la gestión integral de proyectos –desde el diseño a cada una de las fases de construcción– y el desarrollo de nuevos materiales inteligentes aplicados a la edificación y a las infraestructuras son cuatro grandes ámbitos por los que discurre actualmente la revolución que vive este sector. Y a ello se suman los desarrollos tecnológicos de base digital aplicados a la gestión de la infraestructura una vez que está operativa.
Proyectos de innovación
La inversión en I+D se ha convertido en una obligación asumida por las grandes constructoras españolas. Las cifras que mueven esos departamentos son abultadas. Baste un ejemplo: el grupo Ferrovial dedica anualmente casi 50 millones de euros al año a programas de innovación. Y no solo para competir en la vanguardia del sector en términos operativos y de rendimiento económico, sino también porque esas innovaciones alcanzan de lleno a la mejora de la seguridad laboral, según explica la jefa de I+D de Construcción de Ferrovial, Laura Tordera.
«De media, cada año ponemos en marcha cien nuevos proyectos de innovación de diversa envergadura», explica Tordera. Uno de los campos estratégicos es la impresión 3D aplicada a la construcción. Ferrovial, por ejemplo, ya está construyendo con esta tecnología varias partes de un puente en Valdebebas (Madrid), y está estudiando cómo se podría sustituir parte de la estructura de ese puente también con la impresión 3D.
«Otra de nuestras líneas de interés es la robótica y la maquinaria autónoma», indica Laura Tordera, que detalla que se está probando el uso de equipos robotizados «para tareas repetitivas o para operar en zonas peligrosas» de construcción.
Otras aplicaciones que se están desarrollando consisten en utilizar drones para la recogida de datos aplicados que se aplican en tareas como la topografía, el diseño de infraestructuras o el seguimiento de las fases constructivas.
Pero toda esta revolución tecnológica no solo se está aplicando para el diseño y obra, sino también para la gestión de la infraestructura una vez terminada. De ello da fe el grupo Aguas de Barcelona con su centro de innovación Dinapsis, que puso en marcha en Benidorm (Alicante) y que –visto el rendimiento– prevé replicar en otras zonas de España. Se trata de un núcleo que, con avanzadas aplicaciones digitales y el «big data», centraliza en un único punto todo el control de redes de agua y alcantarillado que gestiona en la Comunidad Valenciana. En total, solo en redes de suministro de agua, 12.000 kilómetros de conducciones repartidas por 35 localidades.
Caudal, presión, calidad del agua y niveles de la red de canalizaciones son los parámetros básicos que controla este centro en tiempo real, según explica su director, Antonio Sánchez Zaplana. Una red de sensores y equipos tecnológicos se encarga de la continua recogida de datos, que incluye la visión computerizada y la inteligencia artificial. Y, a partir de algoritmos desarrollados específicamente para procesar e interpretar esa gran cantidad de información, se comprueba permanentemente el funcionamiento de esos miles de kilómetros de redes y se detectan precozmente anomalías y averías.
Como curiosidad, este centro también se apoya en los drones para la recogida de información en las redes de alcantarillado. Se trata de drones diseñados para poder volar por las alcantarillas, dotados de una malla que los recubre para protegerlos cuando chocan con las paredes de esas conducciones subterráneas.
Con todas estas tecnologías centralizadas se es más preciso y rápido en la detección y resolución de problemas. «Conlleva una mejor gestión en la operativa y mayores eficiencias en la respuesta que se da, porque se generan economías de escala y se perfecciona el servicio», explica Sánchez Zaplana.
Detrás de toda esa I+D aplicada a la construcción y a las infraestructuras hay un gran trabajo previo, que requiere de una inversión continua, coinciden en señalar desde el sector. Son procesos de investigación complejos y largos. «Primero, debes diseñar una solución para una necesidad determinada; luego, probarla; después, trasladarla a un entorno real, que te funcione y, además, conseguir que tenga un precio competitivo», explica Laura Tordera, de Ferrovial. Pero –coinciden también los expertos– la I+D en la construcción ya no es una opción, es imprescindible para competir.
Fuente: ABC españa